Sobre la Verdadera Identidad

Sobre la verdadera identidad

Pregunta: Si no somos el cuerpo, ¿qué somos entonces?

Mientras hablábamos del primer tema, era inevitable introducir el segundo: si no somos el cuerpo, éste que ahora “vestimos”, compuesto de elementos materiales, ¿qué somos?

Uno no puede evitar sentirse identificado con esto, pues es lo que vemos y tocamos en cada momento de nuestro día; pero Sri Krishna no está de acuerdo con esta conclusión y responde diciendo: no, no somos materia, sino almas espirituales. El versículo 2.13 ya mencionado llama a nuestro yo, o “lo que somos”, dehina, “lo que está dentro del cuerpo”, es decir, el alma. Esos somos nosotros.

Pregunta: ¿Se habla de la jiva en los Vedas, y parece que he entendido particularmente específicamente el Bhagavad-gita, una esencia real y verdadera, o una entidad ilusoria, como proclaman ciertos filósofos?

En el segundo capítulo (también del Bhagavad-gita), hay un verso que creemos que aclara bien este punto.

“Quienes ven la verdad han dicho que de lo que no existe, es pasajero, y que lo que es eterno, nunca cambia. Llegaron a esta conclusión después de estudiar la naturaleza de ambas (sustancias)”.

El significado del verso es el siguiente: aquello que no perdura se llama inexistente (asatah), es decir, lo que no tiene existencia absoluta. El cuerpo material tuvo un momento en el que llegó a existir y habrá un momento en el que desaparecerá, de modo que su existencia es sólo aparente. Las formas que adopta son temporales, nunca eternas: por lo tanto, todas son irreales.

La jiva, por otro lado, es de naturaleza espiritual, eterna (satah) y nunca cambia. Es real y siempre presente en su esencia y como la razón de su existencia nunca falla, nunca deja de vivir. De modo que la jiva es una realidad constante y ciertamente no una ilusión.

Aquellos filósofos que proclaman la ilusión del alma son víctimas de la ignorancia y no han analizado correctamente la naturaleza y características de las dos energías (la material y la espiritual).

Pregunta: Pero no se puede negar que existe una relación entre el cuerpo ilusorio y el alma real. Parece casi una relación de interdependencia, de necesidad mutua; ¿Qué dicen los Vedas sobre esto? ¿De qué se trata esta relación?

La jiva es el sujeto, nosotros somos nosotros mismos. El cuerpo por otra parte es el instrumento de acción para ejercitarse en este mundo. Así que debemos decir que “tenemos” un cuerpo, no que lo somos; “tener” una inteligencia, no “ser” ella; “tener o poseer” todo lo que se vuelve “nuestro” en la vida, nunca “ser”. Esta distinción entre ser y tener es de fundamental importancia y debe ser bien asimilada. Si cometemos el error de cambiar lo que somos por lo que tenemos, nos excluimos de la posibilidad del éxito final.

 

Pregunta: En esta respuesta parece claro que el cuerpo pierde importancia, que asume una posición secundaria, mientras que yo creo que en cambio tiene mucha. ¿Cómo podría el alma moverse, actuar, hacer algo? ¿Cómo podría existir sin tener un cuerpo que la conduzca por los caminos de la vida? En mi opinión, el alma depende del cuerpo al menos tanto como éste depende de él.

El alma no necesita ningún cuerpo para moverse y vivir; de hecho, es todo lo contrario.

Pregunta: ¿Cómo es esto posible? El alma es sostenida por un cuerpo, sin el cual no podría hacer nada. Si, por el contrario, no hubiera tenido la necesidad, ¿por qué habría tenido que cubrirse con una envoltura tan limitada y engorrosa?

Para entender bien este punto se debe discutir el motivo de nuestra caída en este mundo, lo cual haremos en breve. De todos modos respondamos la pregunta.

De hecho, hay que admitir que la sarira (cuerpo) es una herramienta necesaria para el alma, pero sólo en cierto sentido. Para comprenderlo, se deben establecer las respectivas realidades y respectivas posiciones en el orden de la creación.

Tomemos un ejemplo. La chaqueta que llevamos no tiene vida propia, aunque la veamos moverse, actuar; en realidad, aunque necesario, es sólo un instrumento del cuerpo y su movimiento se debe a la acción de los brazos en su interior. Es la chaqueta la que necesita que el brazo se mueva y no al revés. Por el contrario, la necesidad que tiene el cuerpo de la chaqueta es instrumental y no perjudicial para su vida.

De la misma manera es el cuerpo el que necesita del alma para moverse, para mostrar síntomas de acción, y no al revés. En otras palabras, el cuerpo sin alma no puede moverse, mientras que el alma puede moverse incluso sin el cuerpo material.

Pregunta: ¿Cómo puede el alma hacer esto? Todavía no hemos visto un alma viviendo sin cuerpo.

El alma puede existir en dos dimensiones diferentes: el estado liberado y el estado condicionado.

En el primer caso el asunto es totalmente inútil para la jiva, de hecho representaría un enorme obstáculo. El alma pura en el mundo espiritual posee un cuerpo de la misma naturaleza, y con él vive y actúa sin necesidad de un yantra (una máquina). En realidad, los planetas trascendentales están hechos de tal manera que el alma puede moverse sin ningún problema.

Pero cuando la jiva decide descender a este mundo, no podría satisfacer sus deseos insanos a menos que tuviera un vehículo capaz de moverse en esta atmósfera. El cuerpo espiritual no es adecuado. La conciencia pura nunca podría ejercer su acción de maneras tan distintas a su naturaleza: no podría disfrutar de las cosas materiales si fuera siempre y perfectamente consciente de no ser parte de todo ello. Por lo tanto, ella está dotada no sólo de un cuerpo, sino también de una conciencia material, que es la conciencia contaminada por la influencia de maya (ahankara). Ahamkara, el poder de la identificación nos permite vagar por los trágicos meandros de este mundo que nos es ajeno, olvidándonos de nuestro hogar de origen.

Luego el alma necesita una cobertura material sólo para satisfacer sus necesidades y no por constitución original.

 

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