La Tendencia Humana al Materialismo

La tendencia humana al materialismo.

Pregunta: ¡No nos dirás ahora que todo el bagaje milenario de la vida humana debe ser desechado! No es cierto que hayamos sido siempre materialistas de mente estrecha. Aquí, en Occidente, tenemos documentos que datan de más de 2.500 años que nos explican cómo el hombre siempre ha estado lleno de reflexiones sobre la religión, la filosofía y la ciencia; El hombre siempre ha tenido pensamientos nobles, no sólo se ha masacrado en las guerras. Poseemos enormes tesoros de espiritualidad de los que podemos estar orgullosos.

Queremos decir que por espiritualidad nos referimos a algo que viene desde dentro, la expresión de nuestra alma. Ahora bien, todo lo que el hombre ha hecho hasta ahora es sin duda una manifestación de esta interioridad y por eso es correcto decir que el hombre en este mundo no sólo ha creado páginas de historia bestial, sino también momentos maravillosos del pensamiento y valores espirituales.

Ciertamente no queríamos desperdiciar 2.500 años de historia occidental ya que, es cierto, muchos se han hecho grandes hombres del pensamiento y del espíritu, empezando por Sócrates, que nos dio la máxima más importante del pensamiento occidental, y es, ese sublime “conócete a ti mismo”.

Pero tampoco debemos ser superficiales y negar que la tendencia general de las culturas y especialmente de las occidentales es la de dar demasiada importancia a las cosas concernientes al cuerpo; no sólo eso, sino también el de crear las condiciones para el engaño más diabólico que el hombre jamás haya inventado: es decir, utilizar la espiritualidad para justificar el propio materialismo. De hecho, ¡cuántos han manipulado preceptos religiosos y filosóficos para validar sus propias creencias ateas! La prueba más clara de ello es el cristianismo moderno, una religión que poco a poco ha ido cayendo en un plano de materialismo sin que muchos se den cuenta. Pero volveremos al tema más adelante.

El punto que queríamos discutir en este capítulo es el siguiente: ¿Quién de nosotros nunca se ha planteado alguna pregunta de carácter existencial? ¿Alguna vez nos hemos hecho alguna pregunta particular en un momento de melancolía, o simplemente en un estado de reflexión sobre nosotros mismos y nuestras vidas? No creemos que haya una persona que nunca, tal vez sólo una vez, no haya detenido el curso frenético de su vida para preguntarse: “¿pero dónde voy? ¿qué estoy haciendo?, ¿están bien o no todas estas cosas?”.? yo, yo como persona y, no como ser social, en todo lo que hago, ¿dónde encajo?, estoy trabajando muy duro por mi familia, por mí, por mi país o por mis creencias, pero más allá de todo eso que me parece exterior a mí mismo, lo siento como a otra cosa. ¿Qué soy entonces?

He aquí la pregunta fundamental: ¿qué soy yo?

Los Vedas nos señalan que la vida humana, la vida real, comienza cuando uno se pregunta “¿qué soy yo?”. No antes, sin que toda acción se dirija primero a las cosas externas, al propio cuerpo, a la propia familia (que son productos del cuerpo), a la patria (porque el cuerpo nació en una determinada nación) y a todos los diversos productos y subproductos físicos o psicológicos que en cualquier caso son pertenecientes al cuerpo y no a lo que da vida al cuerpo, es decir, el alma.

Con demasiada frecuencia el hombre actúa en automático, sin pensar realmente en lo que hace; actúa porque CREE que tiene que actuar, se cree obligado a hacerlo, porque de lo contrario, “si no trabajo, ¿cómo puedo comer y mantenerme en la sociedad?”

El hombre es el único animal de la creación que ha conseguido complicarse la vida de forma casi grotesca, ondeando la bandera de un progreso imaginario. Ningún animal ha creado un sistema económico tan absurdo que cuanto más se trabaja, más complicado se vuelve incluso cubrir las necesidades básicas de la vida, como comer, vestirse y tener un hogar para protegerse de los elementos. Enredado en sus propias redes, el hombre sufre.

¿Y todo para qué? ¿Sentirse bien? ¿Está bien sufrir para poder, algún día, sentirnos bien? ¿Alguien lo ha logrado? No.

Es raro encontrar a alguien a quien si le preguntas “¿pero realmente te sientes satisfecho? ¿te sientes feliz?” Responde “sí, estoy feliz”. La experiencia común es que una respuesta similar sólo se obtiene a pesar de ello, cuando durante una discusión uno no tiene ganas de satisfacer al otro admitiendo lo que es más obvio del mundo: que nadie es verdaderamente feliz.

 

Esta es una sección del libro “La Filosofía del Bhakti Yoga”, en Espanol.
Para comprar el libro completo haga clic aquí  

Post view 105 times

Share/Cuota/Condividi:

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *