Subala y el Ternero

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Subala y el ternero

Una vez, Srimati Radharani se enojó nuevamente con Krishna y no quiso verlo durante días. Las Sakhis intentaron de diversas maneras convencerla de que lo perdonara, pero no hubo manera. Mientras tanto, Krishna sufría profundamente por no poder verla.

Subala Sakha comenzó a tramar un plan para ayudarlo. Subala tenía exactamente las mismas características físicas que Radharani, tanto que, si se vestía como una niña, podía ser confundida con ella. Tenía la misma edad, belleza, manera de hablar, tono de voz. En resumen, eran muy parecidos.

Le dijo a Krishna:

“No te angusties tanto. Espera con paciencia en este kunja y yo organizaré tu encuentro con tu amada.”

Dicho esto, Subala fue a Yavata. Al verlo, Jatila le gritó: 

“¡Subala!, ¿Qué haces aquí? Eres amigo de ese libertino y disoluto Krishna. ¿Por qué merodeas por nuestra casa? Seguro que estás tramando algo malo. ¡Vete de inmediato!”

Subala respondió:

“Mamá, uno de mis terneros se ha perdido y no lo encuentro por ningún lado. Vine a buscarlo. Tal vez está en tus establos.”

“Tu ternero no vino aquí, “respondió Jatila. Vete inmediatamente.”

Subala le rogó repetidamente que le permitiera buscarlo, y finalmente ella cedió:

“De acuerdo. Tengo trabajo que hacer en la cocina. Ve al establo a ver si está ahí. Si lo encuentras, llévatelo.”

Subala se puso feliz. No obstante, en lugar de quedarse en el establo, fue al balcón de Radharani. Allí le dio una descripción tan conmovedora de la angustia de Krishna, que el corazón de Radharani se derritió. Inmediatamente abandonó su estado de enojo y quiso ir a consolarlo. Pero ¿cómo hacerlo? Subala ya había venido con un plan preparado.

“Toma mi ropa, mi bastón, mi turbante, ponte mi collar de semillas de gunja alrededor del cuello y todo lo demás. Toma uno de los terneros y sal. Yo ocuparé tu lugar en la casa y Jatila no sospechará nada.”

Y así sucedió. 

Jatila vio a “Subala” alejarse con un ternero en brazos y pensó que lo había encontrado.

“Entonces, ¿encontraste tu ternero?”

Radharani respondió imitando la voz de Subala.

“Sí, madre, mira. Lo encontré.”

Radharani sostuvo el ternero fuertemente contra su pecho para que no se viera que era una niña y pudo alejarse sin ser molestada. Mientras tanto, Subala, disfrazada de Radharani, estaba manteniendo divertidas conversaciones con las Sakhis.

Radharani finalmente encontró a Krishna en el lugar indicado por Subala. Afligido por un fuerte sentimiento de separación y fingiendo no reconocerla, Krishna le preguntó:

“Sakha Subala, ¿no pudiste traer a mi amada? ¿Dónde está? Mi vida está a punto de terminar. ¿Qué debo hacer? ¿Adónde debo ir?”

Al ver a Krishna tan profundamente entristecido, Srimatiji no pudo contenerse. Dejó el ternero en el suelo y lo abrazó con fuerza. Con Su tierno toque y la fragancia de Su cuerpo, Krishna entendió todo y Su dolor desapareció. Elogió repetidamente la inteligencia de Subala y continuó disfrutando de deliciosos pasatiempos con su amada Radha.

Después de un tiempo, Subala también llegó, y al verlos juntos, se sintió feliz de que su plan había tenido éxito.



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