Mukta Kunda
Mukta Kunda se menciona en el Bhakti Ratnakara como el lugar donde las Gopis fueron a decorar a Radharani con adornos hechos de perlas. A las mujeres en general les gustan las perlas y es tradición en muchos países que cada dama tenga al menos un collar de perlas. La palabra “mukta”, al igual que “moti”, significa “perla” y el Bhakti Ratnakara también afirma que Krishna plantó un jardín de perlas cerca de este kunda.
Existen varios pasatiempos con perlas, y uno de los más famosos ocurrió en Malyahari-kunda, ubicado en Radha Kunda. Esta historia la narra Srila Raghunatha Dasa Gosvami en su libro Mukta-carita. Sin embargo, hay otra narración en el Garga Samhita.
Un día, Sri Krishna plantó arbustos de perlas en un jardín cerca de este kunda en Nanda-grama. Acababa de levantar la colina de Govardhana con una mano, y debido a esta extraordinaria hazaña, un pequeño grupo de pastores de vacas de Varsana se sintió perturbado y comenzó a preguntarse quién era realmente Krishna.
“Ya sea un Deva o un gran Yogi…”
Incluso llegaron a temer que pudiera tratarse de alguna entidad negativa. Además, circulaban rumores sobre una posible relación secreta entre Krishna y Radha, la hija de su gobernante, Maharaja Vrishabhanu. Todo esto causaba gran preocupación entre algunos Vrajavasis. Para convencer a esos confundidos pastorcillos de que Krishna era en realidad el Señor Supremo y el consorte eterno de Radharani, Vrishabhanu ideó un plan: Krishna debía realizar un milagro que evidenciara Su divinidad positiva.
El rey Vrishabhanu era mucho más rico que Nanda Maharaja porque tenía a Lakshmi, la diosa de la fortuna, Srimati Radharani, residiendo en su casa. Por ello, decidió enviar regalos muy valiosos a Nanda Maharaja, pero este no pudo corresponderle. En la India, es costumbre que, cuando alguien tiene una hija en edad de casarse, se le envié un obsequio a la familia del joven elegido como posible esposo, en señal de afecto. En respuesta, la familia del niño debe enviar un regalo de igual valor a la familia de la niña como muestra de respeto y amistad.
Maharaja Vrishabhanu envió a Nanda-grama numerosos sirvientes con cofres o más bien, baúles llenos de joyas y perlas muy valiosas, junto con una propuesta de matrimonio.
Nanda y Yashoda estaban encantados con los regalos y felices de recibir la propuesta de matrimonio enviada por Vrishabhanu y su esposa. Después de que los mensajeros regresaron a Varsana, Nanda Maharaja guardó los cofres en las habitaciones interiores de su palacio, donde conservaba sus tesoros. Pero al revisar sus pertenencias, no halló nada de igual valor que
pudiera enviar como regalo de regreso, lo que le causó gran dolor y vergüenza.
Un día, Krishna entró en las cámaras interiores del palacio sin que nadie lo viera. Al ver los cofres, recogió cien preciosos collares de perlas y se dirigió a los campos. Deshizo cuidadosamente cada collar, extrajo las perlas y las plantó en la tierra. Luego, comenzó a regarlas todos los días con leche pura de vaca.
Poco después, Nanda Maharaja abrió los cofres para admirar las perlas, pero se sorprendió al ver que faltaban unos cien collares. Pensando que algún sirviente o familiar los había robado, se preocupó. Pero antes de acusar a alguien, decidió preguntar si Krishna o Balarama habían tomado las perlas para jugar.
Nanda Maharaja preguntó:
“Lala, ¿tomaste los collares de perlas del tesoro?”
“Sí”, respondió Krishna.
Nanda:
“Estas cosas no se hacen.¿Por qué lo hiciste? ¿Qué nos han hecho?”
Krishna:
“Pensé que eran semillas. Las planté para que crecieran, se multiplicaran y luego pudieras darle un bonito regalo a Maharaja Vrishabhanu.”
Nanda:
“Querido hijo, las perlas no crecen en la tierra. No se pueden cultivar como las plantas.”
Entonces Krishna lo llevó al lugar donde las había enterrado. En un jardín cerca de Mukta Kunda, Nanda Maharaja recibió la sorpresa de su vida: mil árboles de perlas se alzaban ante él, con sus ramas dobladas por el peso de joyas brillantes que colgaban como racimos de uvas.
Al inspeccionar la cosecha, Nanda Baba vio que aquellas perlas eran aún más grandes y valiosas que las que Vrishabhanu había enviado. Cada una emitía un resplandor similar al de la luna, como si una luna brillara en su interior. Ahora podía corresponder a su amigo Vrishabhanu enviándole joyas de aún mayor valor.
Nanda Maharaja ordenó entonces llenar seis o siete carretas de bueyes con las perlas más preciosas jamás vistas, y las envió a Varsana como regalo para Vrishabhanu y su esposa Kirtida.
Cuando los carros llegaron a Varsana, todos quedaron asombrados por la gran riqueza que poseía Nanda Maharaja. Vrishabhanu estaba más feliz que nadie, porque significaba que Nanda aceptaba la propuesta de matrimonio. Además, fue una respuesta clara para aquellos que dudaban de la divinidad de Krishna.
Tras presenciar este milagro, los escépticos se convencieron de que el hijo de Nanda Maharaja no era una deidad peligrosa, y se calmaron.
Aunque el matrimonio de Radha y Krishna había sido formalizado por sus padres, siguiendo el consejo del sacerdote familiar Gargamuni y de Paurnamasi, este acuerdo fue luego anulado. Radharani fue dada en matrimonio a un joven aburrido y sin cualidades, llamado Abhimanyu, quien vivía en el pueblo de Yavat.
Esta es una sección del libro “Nandagrama”, en Espanol.
Para comprar el libro completo, haga clic aquí
Leave a Reply