Arjuna en los planetas celestiales

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“La atmósfera mágica que la presencia de Shiva había dejado todavía era palpable, cuando Arjuna vio aparecer en un aura de luz extraordinaria a los cuatro Lokapalas. Indra, Kuvera, Yama y Varuna le entregaron personalmente sus armas y después de haberle enseñado sobre su complicado uso, desaparecieron de la misma manera en la que habían llegado.

El Pandava todavía se preguntaba qué cosa tan grande había hecho que le hacía merecedor de tener tales visiones, cuando vio acercarse el carruaje de Indra conducido por el celeste Matali.

‘Ven’, le dijo. ‘Sube al carruaje. Tu padre desea verte; él te necesita. Te haré entrar en su reino.’

Después que Arjuna tomo su lugar, el carruaje se levantó hacia el cielo igual que un cometa de luz.

Viajando a una velocidad inimaginable, los dos llegaron en unos momentos a Amaravati, la capital de Indra. Desde arriba, el Pandava observaba con asombro las maravillas de esa ciudad, donde la belleza lo impregnaba todo, desde las casas a los jardines, desde las calles hasta la gente que paseaba. Arjuna se sintió sorprendido y admirado.

Una vez en el fabuloso palacio de Indra, el Deva le dio la bienvenida con los brazos abiertos y afectuosamente le invitó a sentarse junto a él, en su propio trono.

 

Aquellos días que siguieron fueron felices para Arjuna; entretenido en la corte con todo respeto, escuchando a los Gandharvas tocar sus instrumentos musicales encantadoramente y acompañado por sonidos fascinantes, bailaban para su placer las más famosas Apsaras como Menaka, Rambha, Urvashi y Tilottama. Arjuna estaba feliz.

Durante los bailes, la bellísima Urvashi miraba a aquel hombre tan apuesto, y como este le correspondía con insistencia, ella cReyó que había despertado en él deseos sexuales.

Esa noche, la Apsara se fue a donde Indra y le comentó:

‘Hoy tu hijo me miraba constantemente. Por supuesto que le gusto, y también yo estoy atraída por él. Quiero pedirte permiso para ir a su habitación esta noche.’

El Rey de los Devas, sonriendo, consintió.

Aquella misma noche, la mujer entró en el apartamento donde se alojaba Arjuna y abrió la puerta de la habitación donde él estaba durmiendo. Urvashi era tan hermosa que en el pasado los grandes y famosos sabios, después de años de práctica y sacrificio, sólo de verla no habían sido capaces de controlar sus sentidos y de la misma manera grandes Reyes santos, a pesar de ser fortalecidos por la estricta observancia de los principios de su dharma, habían caído víctimas de su extraordinario esplendor. Cubierta por un único velo y con su pelo que brillaba bajo la luz de la luna, Urvashi era una maravilla de la creación. Ningún hombre habría podido resistirse a ella.

‘Beata señora’, dijo Arjuna bastante aturdido. ‘¿Qué puedo hacer por ti? ¿Por qué has venido a verme en medio de la noche?’

‘Hoy, mientras bailaba, me di cuenta de que tus ojos, cuando se posaron en mí, se llenaron de pasión. Pensé que me querrías, y ya que también tú me gustas vine aquí para darte mi amor’, le dijo Urvasi.

Arjuna se puso rígido.

‘Oh, no, estás equivocada. No te miraba con intenciones lujuriosas, sino con afecto y curiosidad. Desde que era un joven, cuando me contaron la historia de la vida de nuestro antepasado Pururava, siempre he tratado de imaginarte, y siempre me preguntaba cuán fascinante tendría que haber sido la mujer que lo había hecho enamorarse tanto. También tú eres uno de nuestros antepasados por haber sido su compañera y no puedo considerarte de ninguna otra manera más que como una madre igual a Kunti.

La devoción que siento por ti va más allá de cualquier deseo sexual y me lleva a considerarte con el respeto que se le debe a una Devi. Por estas razones, no puedo pensar en ti como una amante.’

Urvashi insistió, valiéndose del hecho de que su unión no era contraria a los principios de la religión, pero el justo hijo de Indra no cedió; Urvashi al final, presa de la frustración y de la humillación, dijo:

Porque no te has comportado como un hombre conmigo, pronto perderás tus poderes sexuales y te convertirás en un eunuco.’

Pronunciado esas palabras, se marchó enfurecida.

Sorprendido por aquella violenta maldición, Arjuna fue a confiársela a su amigo más querido, el Gandharva Citrasena, que al día siguiente le contó a Indra lo que había sucedido. El monarca celestial habló con Urvashi quien, a pesar de haber estado todavía amargada por el rechazo recibido, acordó modificar la maldición.

‘Ya que Arjuna no quiso unirse a mí por razones de virtud, va a perder su capacidad sexual sólo por el período de un año, el cual el mismo va a elegir’, dijo.

Como veremos más adelante, la explosión de la ira de Urvashi va a ser de utilidad.

 

Durante el tiempo que pasó en Amaravati, el hijo de Pandu aprendió muchas cosas de su padre sobre el arte de la guerra, incluyendo el uso de numerosas armas celestes; de Citrasena, sin embargo, aprendió el arte del canto y el baile. Esos años en Svarga resultaron excepcionalmente constructivos.

 

Un día llegó a Amaravati el sabio Lomasa, quien aprovechando el hecho de que Arjuna estaba presente, reveló que en una vida anterior Krishna y él habían sido los Rishis Nara y Narayana.

Entonces Indra dijo:

‘Respetable sabio, ha pasado un largo tiempo desde que Arjuna llegó aquí y tal vez sus hermanos y su esposa están preocupados por él.

Por favor, diles que lo viste aquí conmigo, y que está aprendiendo las artes marciales suficientemente para exterminar a los malvados hijos de Dhritarastra y sus amigos.

Diles que pronto él volverá, que pronto le verán en la cima de Mandara y que mientras tanto, deberán ir a tirtha-yatra a visitar lugares sagrados y a escuchar los discursos de los sabios.’

Lomasa regresó a la Tierra y se dirigió a Kamyaka.”

 

Esta es una sección del libro “Maha-bharata (Vol. 1), en Espanol.

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