Cayó la tarde. Rama y sus fieles compañeros habían caminado todo el día. Llegaron a la ermita del sabio Bharadvaja, el discípulo de Valmiki, no lejos de la confluencia del Ganges con el Yamuna y después de ofrecerle el debido respeto al sabio, Rama le habló:
“Tu reputación de sabio que tiene los sentidos en completo control se extiende por todo el mundo. Sabemos que has viajado mucho y que conoces innumerables lugares sagrados y encantadores. ¿Dónde nos aconsejarías que fuéramos a pasar nuestros catorce años de exilio? ¿Cuál es la tierra más hermosa que conoces?”
“Sigue mis instrucciones,” respondió Bharadvaja, “y llegarás a una colina llamada Citrakuta. Es un lugar maravilloso, lleno de todas las bellezas de la naturaleza.”
Los tres reanudaron su viaje y en poco tiempo vieron a Citrakuta. Era verdaderamente hermosa como la había descrito Bharadvaja. Allí estaba la ermita de Valmiki e inmediatamente fueron a ofrecerles respetuosas reverencias al sabio. Luego decidieron construir una cabaña cerca y Laksmana inmediatamente se puso a trabajar. En poco tiempo se construyó la cabaña y así comenzó un período de serenidad.
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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