“Siempre es un momento doloroso cuando un rey virtuoso como tú deja el trono”, respondió Sumantra en nombre de todos, “pero es perfectamente cierto que este ese es el deber religioso de los kshatriyas, y creemos que tu decisión es correcta. En cuanto a Rama, la gente lo ama incondicionalmente y todos estarán muy felices de recibirlo como el futuro rey.”
Dasaratha se alegró de escuchar esas palabras y el mismo día dio las instrucciones para preparar la ceremonia de investidura de Rama. Cuando los ciudadanos se enteraron, su alegría estalló en mil festejos, esperando la coronación. La ciudad fue limpiada y lavada con agua de rosas y decorada festivamente con banderas, carteles y con muchos otros adornos. Había un aire de felicidad casi frenética. Pero los caminos del destino son a menudo imprevisibles, y en esos momentos nadie podía imaginar lo que deparaba el futuro.
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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