Cuando los dos hermanos entraron en la ciudad, la encontraron misteriosamente desierta y triste. Miraron a su alrededor y una profunda tristeza se apoderó de ellos. Bharata miró a Satrughna. Él también estaba angustiado.
“¿Lo ves?” Dijo Bharata. “Las calles están vacías y la poca gente alrededor está triste y no nos saludan. Todo el mundo parece querer evitar nuestra presencia.”
“Sí, ya veo,” respondió Satrughna. “No hay duda: ha ocurrido algo grave. Averigüémoslo pronto. Quiero saber, ya no puedo soportar el peso de este misterio.”
En primer lugar, Bharata buscó a su madre Kaikeyi y al no encontrarla en sus apartamentos se dirigió a la sala de reuniones del palacio. La encontró allí. En cuanto ella lo vio, se levantó, llevada por una gran alegría y lo abrazó efusivamente. Pero Bharata estaba demasiado preocupado y la apartó suavemente.
“Madre, ¿qué está pasando? ¿Por qué está la atmósfera tan lúgubre y triste? ¿Por qué nadie me saludó cuando entré en la ciudad? Y, ¿dónde esta mi padre? ¿Dónde están mis hermanos Rama y Laksmana? Estoy ansioso y quiero saber de inmediato qué está pasando.”
Sin ningún signo de remordimiento, con un destello de triunfo en sus ojos, Kaikeyi respondió.
“Hijo mío, tu padre dejó sus restos mortales y ascendió a los planetas celestiales. Tu hermano Rama, por otro lado, está exiliado en el bosque con Laksmana y Sita.”
Bharata no podía creer esas palabras. “¿Mi padre muerto? ¿Rama, Laksmana y Sita en el bosque? ¿Y por qué?”, se preguntó. Tan pronto como se recuperó de su consternación, lloró amargamente.
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
Para comprar el libro completo, haga clic aquí
Post view 131 times
Leave a Reply