Unos años más tarde, Dasaratha envió a Bharata y a Satrughna a Kekaya para visitar a Yudhajit, su tío materno.
El glorioso príncipe Rama pasó así doce años de felicidad con su esposa Sita. Los dos eran inseparables, nunca se veían el uno sin el otro. En realidad, no podían soportar ni un momento de separación. En la medida que Lakshmi y Vishnu aumentaban su felicidad y belleza al estar uno al lado del otro, Rama y Sita brillaban cada vez más y no se separaban ni siquiera por un momento.
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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