El Instrumento de un Destino Misterioso

La terrible noticia del exilio de Rama ya se había extendido por toda la ciudad y cuando salió de su palacio se encontró frente a una gran multitud. Los ciudadanos se habían reunido a las puertas de la ciudad para verlo partir y expresar su dolor. Tan pronto como vieron a Rama y Laksmana vestidos de ermitaños y a la dulce Sita que los seguía fielmente, todos comenzaron a quejarse, entristecidos por esa visión lamentable e injusta. Hubo un fuerte zumbido que, cuando los tres pasaron entre la multitud, se convirtió en un alboroto.

“Rama, no sabemos por qué Dasaratha, este cruel rey, querría desterrarte al bosque,” gritaron muchos, “pero quizás podamos adivinarlo. Estamos seguros de que fue culpa de la reina Kaikeyi, que está demasiado apegada a Bharata. También sabemos que el rey está demasiado apegado a ella. Pero no queremos vivir en un reino gobernado por un rey que está demasiado dominado por sus esposas, porque esto no es bueno para nuestra evolución interior. Déjanos ir contigo al bosque. Si vamos todos contigo, el bosque se transformaría en un reino y lo que ahora es un reino se convertiría en un bosque. Queremos que Dasaratha vaya al exilio y que tú reines con justicia sobre todos nosotros.” 

Rama observó esa genuina demostración de afecto y sonrió agradecido, pero le preocupaba que la paz continuará reinando incluso después de su partida. Entonces dijo para que todos pudieran escucharlo:

“No deben pensar mal de su rey, de mi padre, quien está siendo el instrumento de un destino misterioso. Ni sobre mi madrastra Kaikeyi, quien causó todo esto. Todos estamos en manos de un Dios supremo y bondadoso que lo controla todo. Solo el tiempo nos hará comprender por qué está sucediendo todo esto. Regresen a sus hogares. No me sigan. Déjenme liberar a mi padre de la promesa que le hizo a Kaikeyi. Después del período de exilio, volveré y seré su rey.”

Finalmente, los ciudadanos de Ayodhya, con el corazón entristecido por la injusticia perpetrada, regresaron a sus hogares. Rama, Laksmana y Sita entraron al bosque.

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