“¡Mi padre muerto y Rama en el bosque con Sita y Laksmana! Pero, ¿cómo ha ocurrido esto? Hasta hace poco él no estaba enfermo y todo estaba bien. ¿Qué fue a hacer Rama en el bosque? Cuéntamelo todo.”
Kaikeyi contó toda la historia, comenzando con el día en que Rama debió haber sido coronado; relató el consejo de Manthara, sus peticiones a Dasaratha y narró la partida de Rama y la muerte del rey.
“Ahora, hijo amado,” concluyó, “tú eres el rey y puedes disfrutar del reino sin ningún enemigo. Tu hermano no podrá socavar el trono durante catorce años y el ejército te es leal. Regocíjate, entonces.”
Mientras hablaba, Kaikeyi notó que su hijo no estaba satisfecho. Bharata escuchó sin decir nada, pero con cada palabra su tensión crecía y parecía a punto de explotar. Una ira creciente e incontrolable se apoderó del joven príncipe. Satrughna, detrás de él, estaba furioso. Entonces su ira estalló y la confrontó con las siguientes palabras:
“Kaikeyi, mujer malvada, no me conoces en absoluto. No aspiro a este trono y no me interesa el reino ni nada más en este mundo. Por todas estas cosas, que considero ilusorias e indignas, mataste a mi padre e hiciste sufrir a Rama, a quien adoro como a Dios.”
Kaikeyi tembló ante la violenta ira de Bharata. Satrughna también parecía cada vez menos pacífico detrás de él. La voz de Bharata era dura y aguda.
Prosiguió diciéndole:
“Debería matarte por lo que has hecho, pero eres una mujer indefensa y eres mi madre. Por esto te dejo la vida, una vida que pasarás con el más atroz remordimiento. Nunca aceptaré este reino. Sepan que después de haber celebrado el funeral de mi padre iré a buscar a Rama al bosque, lo traeré de regreso y le daré el trono que por derecho le pertenece. Y para cumplir la promesa que Dasaratha te hizo, iré al bosque en su lugar.”
Esta es una sección del libro “Ramayana (Tal como es)”, en Espanol.
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